La Cigala canaria (Enoplometopus antillensis) puede alcanzar los 15 cm. de longitud en su etapa adulta. Es bastante común en las regiones tropicales y subtropicales del océano Atlántico, en ambas costas, habitando en las proximidades de grietas, cornisas o pequeñas cuevas que puedan ofrecerle protección ante sus depredadores.
Habita en fondos rocosos que puedan facilitarle refugio diurno ya que su máxima actividad se desarrolla en las horas nocturnas.
Lo más llamativo es el dibujo blanco sobre el fondo rojo que luce en el caparazón sobre el tórax y los puntos blancos bordeados de un rojo más oscuro que aparecen sobre el abdomen, y de los que salen unas largas cerdas blancas. Poseen unas poderosas pinzas recubiertas de pilosidad, que lucen dos bandas transversales blancas y diversas espinas que también tienen las puntas blancas.
Lo más llamativo es el dibujo blanco sobre el fondo rojo que luce en el caparazón sobre el tórax y los puntos blancos bordeados de un rojo más oscuro que aparecen sobre el abdomen, y de los que salen unas largas cerdas blancas. Poseen unas poderosas pinzas recubiertas de pilosidad, que lucen dos bandas transversales blancas y diversas espinas que también tienen las puntas blancas.
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