Los "glow sticks" son palos luminosos que se usan desde 1968 y producen luz por medio de una reacción química. Se utilizan para fiestas como entretenimientos, pesca, nuestras inmersiones nocturnas y por razones prácticas: por ejemplo para señalizar calles o zonas de construcción. Puede parecer que son objetos simples que proveen pequeñas cantidades de luz pero en su composición son bastante complejos.
Brillar en la oscuridad
Algunos objetos parecen brillar en la oscuridad a causa de una propiedad de cierta sustancia química que poseen, lo que les permite liberar la luz a lo largo de un período de tiempo. Los objetos fluorescentes no brillan en la oscuridad, la reflejan, y sólo pueden verse cuando una luz brilla sobre ellos. Los objetos fosforescentes sí brillan en la oscuridad y emiten pequeños fotones de luz. La reacción química dentro de éstos "glow sticks" los ubica como objetos fosforescentes que brillan a causa de una liberación constante de fotones
Historia de los "glow sticks"
En 1968, Edwin Chandross, un químico de los laboratorios Bell, trató de crear una alternativa a las linternas, bengalas y luces del techo que eran utilizados los mineros, los buzos y los trabajadores de la construcción. Diseñó básicamente la estructura del "glow stick": una ampolla situada dentro de un tubo de plástico. A partir de sus ideas iniciales produjo algunos prototipos y luego una serie de científicos trataron de perfeccionar su diseño. Finalmente, Richard Taylor Van Zandt solicitó y recibió una patente por lo que llamó el "Dispositivo de luz química", que se asemeja a los glow sticks modernos
Cómo funcionan los "glow sticks"
Cuando doblas las barras luminosas y comienzan a brillar, la luz producida es un ejemplo de quimioluminiscencia. Las barras luminosas comprenden un tubo de plástico que contiene una mezcla de oxalato de difenilo y un colorante (que da a la barra su color). En el interior del tubo de plástico hay un pequeño tubo de vidrio que contiene peróxido de hidrógeno. Cuando el tubo exterior de plástico es doblado, el tubo de cristal interior se rompe, liberando el peróxido de hidrógeno e iniciando una reacción química que produce luz. El color de la luz que la barra luminosa produce está determinado por el colorante usado.
Las reacciones de quimioluminiscencia, como las de estas barras luminosas, dependen de la temperatura. La reacción se acelera a medida que aumenta la temperatura. Dobla tu barra en el agua caliente produciendo un brillo fantástico, pero que no durará tanto como a temperatura ambiente. Por el contrario, la velocidad de reacción disminuye a bajas temperaturas; es por esto que mantener las barras luminosas en el congelador durante varias horas puede permitir que la barra brille de nuevo cuando se retira y se calienta, mucho después de que hubiera dejado de brillar. La reacción no se detiene por completo en el congelador, pero lo hace tan lento que el brillo es apenas perceptible.
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